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Melisa Ortner, autora del libro «Lunar»

Lunar es el primer poemario Melisa Ortner. Lo presentó el 18 de Septiembre en Mu Punto de Encuentro, en el barrio de Congreso. Ese día hablaron la editora Norma Francomano (de Ediciones Uñum Hue), las escritoras Gabriela Stoppelman y Lourdes Landeira e Isabel Damico estuvo a cargo de las lecturas. En el evento estuvieron presentes los artistas Soledad Mársico y Nahuel Lobos, acompañando la velada con una ambientación musical de temas referentes a la luna.

P.: ¿Cómo surgió la idea del libro?

R.: Desde el 2010, por medio de un amigo, conocí a Gabriela Stoppelman y  comencé su taller literario sin tener un rumbo preciso. Si bien desde que era una nena me gustaba escribir, nunca me lo había tomando en serio. Me presenté en su casa y cuando ella me preguntó qué pretendía con sus clases no supe qué responder. Y así me fui sumergiendo en un mundo completamente desconocido, lleno de autores nuevos, de formas de escribir también novedosas. Fui de a poco involucrando en mi vida una rutina en la que la escritura estaba presente todo el tiempo, se fue convirtiendo en un estilo, en una manera de vivir en la que todo parecía más lindo: hasta lo más rutinario de trabajar en una oficina podía mostrarme un lado positivo; escaparme a otro planeta por medio de las palabras.

Sin darme cuenta pasaron los años y semana a semana se iban generando textos que, en su mayoría, eran poemas. Realmente fue sorpresivo tanto para Gabriela como para mí porque nunca creí que iba a escribir poesía. Y fue entonces que en 2013 empezamos a charlar acerca del proyecto de editar todo ese material que se había creado. Ahí surgió la idea, como una manera de “darle cuerpo” a todos esos versos que sabía en el fondo tenían un hilo conductor.  Fue largo el proceso de selección; uno a veces se siente frustrado por tener que dejar textos afuera, porque muchos eran de temáticas parecidas, otros no cerraban del todo, otros simplemente sentía que no eran para esta vez… En fin, primero me senté e hice una lectura de todo lo que había escrito y así seleccioné, recorté, fui ordenando por “temas” y así fue generándose toda la poética lunar del libro. Supe al final de la edición que el libro no podría llamarse de otra manera. Cuando decidí el título empecé a sumergirme en el tema de la luna, en estudiar su sintonía, en buscar versos de otros autores que hablaran de ella. Por supuesto que no dudé que sería Gabriela quien iba a escribir mi prólogo. Fue ella mi maestra y quien vio nacer a Lunar, lo vio enderezarse en un camino que al principio no tenía un camino marcado. Elegí a Mariana Kruk para la contratapa porque me gustó su poesía desde que la conocí, sus poemas son puramente de amor y de desamor. Otra de las cosas que el libro me enseñó fue a saber que en el mundo de los escritores hay mucha generosidad y buena predisposición para leerse y compartirse.

Decidí al final que el libro llevaría ilustraciones, las cuales puse en manos de otra amiga, Mariana Bueno, cuyos dibujos siempre me dieron ternura y creo marcan un estilo que me encanta. Los que se incluyen en Lunar están acompañados por versos de un poema de Paul Celan que se llama  “Canción de la vida” que siento resume el recorrido de la obra. Cada verso de ese gran poeta se corresponde con cada uno de los capítulos, como por arte de magia  nocturna y lunar. Me encantó hacerlo así.

P.: ¿Por qué Lunar?

R.: Uno de los poemas que más me gustó hacer y que me dio una gran satisfacción fue “El lunar de tu mejilla”, fue un regalo que le hice a mi abuela cuando cumplió 90 años. En un principio era mucho más largo, tenía como tres hojas y digo me dio satisfacción porque ahí descubrí que con la poesía podía dar amor, que la poesía no podía crearse de otra manera sino era con la más profunda pasión.  Desde el comienzo sabía que algo del lunar de la abuela tenía que girar alrededor del título de la obra. Pero luego, cuando hice una lectura propia de todos los versos comencé a darme cuenta de un  lenguaje repetido y muy personal: hablaba siempre de lunares, de marcas de la piel, de cicatrices, pero también de la luna y de toda la maravilla de su luz. Entonces, hice un equilibrio entre lo más cercano, visible y palpable (como los son los lunares) y lo más lejano, subjetivo y metafísico de la luna y su brillo, de su importancia en el mundo femenino, de su belleza cósmica. Fue mágico cuando apareció así tan de repente esta palabra: LUNAR, el adjetivo y el sustantivo, la palabra que tiene que ver con las manchas, con los círculos, con los ciclos lunares y por ende con el tiempo y con la noche. De  allí  también se me apareció toda su familia de palabras: los luneados, ellunear, la luna, la lunita. En fin, Lunar resume toda la poética de mi primera obra y creo que no se pudo haber llamado de otra manera. Además los lunares son circulares como lo es la luna llena, que es la luna perfecta en su mejor estado. Circulares son también los ovillos de lana que se me aparecen todo el tiempo en los versos, que giran y giran como una “luna lanar”. El círculo rueda como un eterno cantar, que es esa melodía  de la luna a la cual consideré mi “musa inspiradora”.

El libro habla de infancia, de soledad, de decepciones, del dolor físico y del alma, de los miedos, del amor. Me siento feliz de poder expresar parte de mi vida en el librito,  como si fuera diario íntimo, y compartir esos sentimientos universalmente compartidos.

A veces pienso que no en vano el libro comienza con un poema que se llama “Discours” que resume un poco lo que me pasó con todo este camino recorrido: “Donde nunca creí la luna/ allí/ atesoré partículas piel”. Es que fue así, nunca creí que  la poesía se iba a meter tanto en mi vida, que sería marca de piel, que me conquistaría así, tan de repente y con tanto encantamiento. Nunca pensé que la luna sería “la excusa” para lanzarme como con un tobogán infinito al cielo de las palabras, porque como me enseñaron, con la poesía trato de decir todo lo que no puedo contar con la prosa y eso es maravilloso.

En base al nombre, decidí entonces ordenar de alguna manera, para que la obra sea un gran poema en sí mismo.  Y tomé el camino de separar a los poemas en cuatro capítulos que pudieran ir caminando hacia un mismo lugar: la noche, los afectos y la esperanza de las palabras.  La idea es que se pueda hacer un recorrido de línea de poética en el cual el lector pueda  jugar un poco con esa analogía entre los versos y las fases lunares. Por eso aparecen el eclipse parcial, la luna quebrada (aquí una de mis partes favoritas donde escribo para mis “otras mitades”  que hacen completa mi luna. Aparecen entonces el cuarto menguante y cuarto creciente), el banquete de luna –noche de luna llena- y el eclipse total. A mí me llena de satisfacción que la gente me pregunte o me cuente algo de algún poema mío.

Librerías:

Vivaldi Libros: Santiago del Estero 998, Constitución, CABA

Mendel Libros: Paraguay 5163, Palermo, CABA

Tienda Mila: Av. Santa Fe 2653. Locales 57 y 59, Galería Guido Spano, Recoleta, CABA

Centro Cultural Campana: Campana 2780, Villa del Parque, CABA

CLR Libros: Av. América 439, Sáenz Peña, Provincia de Buenos Aires.

Contacto:

Podés pedir el libro mediante mail: melisa.ortner@hotmail.com, o también contactarme por facebook o twitter: /meliortner

 

Publicado originalmente en Periódico Irreverente. Link a la Web | Link a la Nota

 



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